viernes, 2 de julio de 2010

Reflexiones sobre "El niño del pijama de rayas", de Jhon Boyne


Después de leer este magnifico libro y, aún con un cierto sabor agridulce entre los labios, sólo se puede hacer una reflexión básica y sencilla, tal vez un poco primaria, y no es otra que agradecer a Dios la época en la que vivimos. Siempre que puedo recuerdo los valores importantes que se forjaron después de la II Guerra Mundial en occidente, concretándose en una Europa solidaria, la que hoy conocemos como Unión Europea, donde la paz, la igualdad, la integración y la solidaridad han forjado un status de bienestar jamás conocido.
El autor describe sutilmente una cruel realidad, sin ser muy explícito, su descripción dibuja uno de los acontecimientos históricos desde la inocente mirada de un niño. La aventura de explorar las páginas del libro nos identifica con el protagonista, con su historia que no es otra que la historia de los europeos. Ignorantes de lo que que acontecía en los campos de concentración, incrédulos más tarde y con una permanente necesidad de recordar los que los hombres somos capaces de hacer con nosotros mismos. Sólo tuvieron que pasar unas décadas para comprobar, léase el conflicto yugoslavo, que somos capaces de volver a repetir los mismos crímenes.
El integrismo y la radicalización de ideas, pensamientos y religiones nos han llevado a los humanos a cometer crímenes atroces. Lo peor, es que siempre hay alguien dispuesto a repetir la historia.
Como garantes de una sociedad que ha logrado unos niveles de desarrollo, de satisfacción, debemos proteger lo que la revolución francesa nos trasmitió, la primacía de las personas, de los ciudadanos frente a intereses nacionales y religiosos. Hay quienes siguen anclados en modelos medievales necesitados de una revolución y quienes siguen anteponiendo la raza a lo humano.
No podemos dejar que nuestros hijos crucen la alambrada de la ignorancia. Si algo se aprende de Bruno, el niño protagonista de la historia, es a ser humano, a querer porque querer es humano y el valor de la amistad. Aunque siempre habrá algún iluminado dispuesto a destrozarlo todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario