lunes, 14 de junio de 2010

Bélgica, ¿un modelo para el independentismo en España?


Después de las elecciones belgas de ayer domingo, no he podido resistir la tentación de escribir unas líneas al respecto. El triunfo del independentismo flamenco en la elecciones marca el inicio de un camino complejo para lo que conocemos como el Reino de Bélgica. Tuve la suerte de conocer este país en mi écopa de estudiante en Bruelas y, de poder comprobar de primera mano, lo artificial que es la unidad belga. Dicen los belgas que lo único que les une es la monarquía, de hecho el Rey no es Rey de Bélgica, si no de los belgas. Es más, Bélgica es la primera, sino la única monarquía federal del mundo.
Bélgica son dos comunidades totalmemente diferencias, no sólo por la lengua (ver video en facebook), sino por el carácter y el modelo de vida. Tomando el ejemplo de la disolución pacífica de Checoslovaquia, parece que el líder independentista flamenco ha optado por una vía no traumática para alcanzar la independencia. cuanquier planteaminto debe salvar el estatus de la Región de Bruselas, una región flamenca que los independentistas estarían dispuesto a ceder a la administración europea, como capitalidad, acosta de ganar su independencia.
Si el camino abierto por el electorado belga continúa por esta senda, el modelo belga puede llegar a ser la esperanza de indpendentismo regional en España. La acción independentista en nuestro país lleva mucho años trabajando por este fin y sus relaciones con el independentismo flamenco son bien conocidas. El modelo belga, basado en generar comunidades lingüísticas diferenciadas, además de ser más pujantes desde el punto de vista económico y concentrar un espíritu diferencial con otras comunidades, es muy cercano a ciertas políticas que se están viendo en algunas Comunidades Autónomas españolas. El aislamiento del castellano pretende provocar algo más que una recuperación de la propia lengua. Excluir el bilingüismo como modelo de enseñanza, exluir el bilingúismo del tráfico mercantil y de comunicación con la administración es aproximarse al modelo belga.
Nos toca estar atentos a la evolución de los acontecemientos de un país que, en estado de descomposición, va a presidir la Unión Europea el próximo semestre. Acaso, ¿no es un buen lugar para que los flamencos demuestren su integridad, su respeto por Europa y su capacidad de ganarse la confianza del resto de los Estados europeos?

1 comentario:

  1. Quien va a África una vez escribe un artículo. Quien pasa un año en África escribe un libro. Y quien vive en África 10 años, simplemente no escribe nada porque ha llegado a la conclusión de que no ha entendido nada. Esto –que no es mío– es en cierto modo aplicable a Bélgica en menor escala.
    El ‘modelo belga’ es, simplemente, la ausencia de modelo y el bloqueo de la situación de hecho en la que viven. La ausencia de modelo es fácilmente asumible con la simple lectura de su constitución -algo que recomiendo por lo 'exótico' de su carta magna que, por ejemplo, ni tan siquiera define un modelo de estado más allá de una etiqueta-.
    La situación de hecho esa de la que deriva el resultado de las elecciones: una situación marcada por la frontera lingüística en que a los residentes francófonos en el área metropolitana flamenca de Bruselas se les permite votar a partidos valones y no así a los flamencos residentes en las zonas valonas del mismo área. Situación esta -situación de hecho a que hacía mención antes- que es la que ha sido declarada inconstitucional ya hace mucho tiempo por su TC y que ha venido generando sucesivas dimisiones de primeros ministros, cuando no de gobiernos en pleno, y sucesivas convocatorias de elecciones por no ser los cargos electos en cada momento capaces de alcanzar un acuerdo para resolver ese conflicto constitucional.
    En cuanto a la secesión de Flandes, el principal problema, sin contar con el encuadre europeo de uno o varios nuevos estados que sería otro tema más amplio, es la propia Constitución. Sí es cierto que esa constitución declara que el belga es un estado federal, pero no consagra los 'estados' que la integran, sino que simplemente establece una serie de diversas divisiones administrativas que se superponen de forma diversa ocupando distintos territorios en función de la materia y que harían imposible o muy difícil la división.
    Es cierto, hay más problemas de tipo económico (Flandes genera el 90% del PIB belga y piensa que Valonia vive de los subsidios que Flandes paga), pero el subconsciente colectivo conoce que eso pasó al contrario durante la época industrial de Valonia y las tornas algún día volverán a cambiar.
    El flamenco no quiere la secesión ni la constitución lo permite. En mi opinión como conocedor del país más allá de la prensa valona que se lee aquí (está en francés y es obviamente más fácil que leer la prensa flamenca en neerlandés), es que esto ha sido un voto de castigo a los políticos que no saben resolver un conflicto a través del voto a una fuerza que estaba casi desaparecida antes de estas últimas elecciones. Un accidente.
    Bélgica, en mi opinión, no se va a romper.

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