martes, 23 de marzo de 2010

“Abdalá El Cruel”, de Patrick Girard


Decidí comenzar la lectura de "Abdalá el Cruel" después de haber leído "La Mano de Fátima" de Ildelfonso Falcones y "Banu Qasi" de Carlos Aurensanz. Un trilogía de la historia árabe de España, aunque, más bien, "La Mano de Fátima" podría ser su epílogo, dado que la trama central de la obra, no es otra, que la expulsión de los moriscos de España.
"Abdalá, El Cruel", temporalmente, podría ser la continuación de "Banu Qasi", aunque desde otra perspectiva, la visión del Emirato de Córdoba desde el mismísimo poder. "Banu Qasi" por contra, -aunque traslada de alguna forma esa visión cordobesa- es una visión localista, de frontera y de supervivencia de una familia muladí, dominante en tierras de la ribera del Ebro entre la Rioja, Navarra y Zaragoza.
"Abdalá, El Cruel", después de la lectura de las otras dos novelas mencionadas, podría caer en una monotonía perjudicial para el lector. Mientras, que "La Mano de Fátima" y "Banu Qasi" basan su trama en la vida de un personaje y el protagonista es el conductor de la novela por los hechos históricos de acontecen, en "Abadalá, El Cruel", no hay un protagonista central, me atrevería a decir que el autor novela la historia de la época, y donde Abadalá no es más que uno de los muchos personajes sobre los que gira la historia. No hay protagonista, a pesar del título, y si lo hay, es la propia historia por encima de sus personajes.
Las tres obras coinciden en una documentación y descripción de la historia fantástica, contrastable, en algún momento, entre ellas mismas. Por esta razón "Abdalá, El Cruel" tiene un encanto especial. De un lado, en la descripción del poder que ejerce Abdalá y la lucha por alcanzar el poder del mundo que le rodea, de otro lado, en la visión que se da de la convivencia entre árabes, muladis, cristianos y judíos.
Pero antes de entrar a valorar estos dos aspectos, merece la pena comentar el capitulo primero, donde narra la visión cordobesa de la situación política de la época, recordar que Abdalá sucede en el año 852 a Mohamed I, y que en la novela de "Banu Qasi" la vamos a vivir desde la visión fronteriza y, desde el personaje que fue considerado como el tercer rey de la península.
Los estudiosos del liderazgo disfrutaran con la descripción que, el a la postre Consejero de Abdalá, Walid inb Garin hace de este cuando en nuevo Emir accede al poder. Abdalá es un hombre "astuto y desconfiado no tiene escrúpulos y una ambición desmesurada dicta cada uno de sus actos". A pesar de ello, Wallid inb Garin percibe en él un gran liderazgo que debería atemperar con unos sabios consejos: rodearse de consejeros modestos y desconocidos, fuera de los intrigas de su predecesor. Además, Abdalá asume un rol de juez dirimiendo asuntos planteados por sus ciudadanos y desde donde controla la corrupción de sus funcionarios. Abdalá era un ejemplo de religiosidad y cumplidor de los preceptos del Corán, cosa por lo que era respetado por su pueblo..
El sobrenombre del El Cruel se lo ganó Abdalá siendo príncipe, cuando mando matar a toda una población que se había rendido tras un asedio. Como Emir, sirvan como ejemplo, las tramas que llevaros a la muerte de sus dos hijos.
Como buen líder, asume la responsabilidad de formar a un sucesor a costa de sus hijos, así protegió, formó y forjó a un hombre de la talla de Abderramán III, su nieto.
El otro aspecto interesante del libro es la descripción que hace de la convivencia entre árabes, muladís (musulmanes de origen visigodo), cristianos y judíos. Las rencillas entre árabes descendientes de los conquistadores u originarios de arabia y muladís, son constantes. No sólo por cuestión de estatus, sino también por derecho a acceder al poder. Estos enfrentamientos entre musulmanes tienen su manifestación en Sevilla, donde se enfrentarán y participarán de las intrigas de la corte califal. A todo esto hay que añadir al mayor enemigo de Abdalá, el muladí Omar ibn Hafsun, un rebelde contra quien el Emir planteará batalla en toda la novela.
Además de esa falsa convivencia entre árabes, se añade la de cristianos y judíos. Dudaría mucho de la convivencia que muchas veces se nos ha transmitido de la España árabe. Cristianos y judíos pagaban terribles impuestos que sostenían la economía del Califato, la religión dominante, -en suma, el poder dominante-, consentía esta convivencia por el dinero y por el trabajo que desempeñaban. El arte de valerse de sus gentes y de ser más o menos comprensivos dependía de las tendencias del poder, del mayor o menor fanatismo y del hecho de que tanto cristianos y judíos estaban "prisioneros" en su propia tierra. Su desconocimiento del latín o de las lenguas que se hablaban en los territorios cristianos del norte de la península les dificultaba su aceptación en dichos territorios. Sobrevivir en estas circunstancias era una meta, de ahí las pleitesías y vasallajes a reyezuelos musulmanes, la existencia de mercenarios cristianos al servicio de árabes, los pactos entre el Emir y lo reyes cristianos....
"Abdalá El Cruel" es, una grata descripción del Al-Andalus del S. IX, un reencuentro con nuestro pasado y una visión del mundo árabe que, en ocasiones, no es más que una manifestación de la realidad actual. Después de la lectura de los tres libros comentados, podemos percibir la evolución de la sociedad occidental, pero el mundo árabe parece anclado en muchas formas y modos de actuar del pasado.

1 comentario:

  1. Interesante, entonces. Desde luego, la portada no se adapta ni en el tema ni el tono con el libro, mucho más cerca de un ensayo novelado, por lo que cuentas.

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